Chocolate negro (imagen decorativa)
La historia sitúa a los mayas y aztecas como los primeros en cultivar la planta del cacao. Preparaban una bebida diluida en agua caliente y la denominaban el «alimento de los dioses». Cristóbal Colón fue el primer europeo en conocer el chocolate, aunque sería Hernán Cortés quien lo presentara al Rey de España, siendo a partir de este encuentro cuando se difunden los efectos beneficiosos de esta bebida por Europa y, mucho más tarde, por todo el mundo.
Los ingredientes principales del chocolate son el cacao y los polifenoles. Aproximadamente, el 50 % del cacao se compone de manteca de cacao (ácido oleico, palmítico y esteárico), y hasta un 10 % de polifenoles (siendo las catequinas, proantocianidinas y antocianidinas los más predominantes). Estos últimos compuestos son los responsables del sabor amargo, el cual se puede reducir con la adición de otras sustancias que tienen como parte negativa que disminuyen la eficacia de los polifenoles. Se considera que el chocolate negro es más saludable y beneficioso para la salud, por contener un alto porcentaje de cacao y más compuestos antioxidantes. Además, el chocolate contiene otros compuestos como las metilxantinas (teobromina y cafeína) y es rico en minerales (potasio, fósforo, cobre, hierro, zinc, magnesio, calcio, entre otros) y vitaminas (Vitamina A y del grupo B).
El consumo de chocolate, en cantidades moderadas (alrededor de 0.6 porciones por semana), se ha asociado a una menor mortalidad, incluyendo en pacientes con la enfermedad de Alzheimer y, principalmente, con patología cardiovascular, especialmente en personas que nunca han fumado. Sin embargo, no se ha observado el mismo efecto en enfermedades cerebrovasculares o respiratorias.
Por otra parte, el consumo excesivo del chocolate en sus formas habituales, con proporciones bajas de cacao, puede disminuir estos beneficios debido a su alto contenido de azúcar, carbohidratos y grasas, sustancias relacionadas con una mayor mortalidad. Por ello, se recomienda un consumo bajo o moderado de chocolate, ya que puede mejorar la salud cardíaca al reducir no solo la mortalidad, sino también el riesgo de fibrilación auricular e insuficiencia cardíaca.
En general, el chocolate negro contiene una mayor proporción de cacao que el chocolate con leche, lo que implica un contenido más alto de polifenoles y además, no está afectado por la leche, que disminuye la absorción de algunos antioxidantes presentes en el chocolate. Esto explica la mayor capacidad antioxidante en sangre del chocolate negro en relación al chocolate con leche, lo que le otorga mayores beneficios para la salud. Otra propiedad asociada al consumo de chocolate negro es la de generar una mayor sensación de saciedad, lo que lleva a reducir el deseo de ingerir otros dulces en comparación con el chocolate con leche.
En estudios sobre los efectos del chocolate a nivel cerebral, se ha observado que la ingesta de chocolate negro (72 % cacao) aumentaba la actividad neuronal en la corteza visual, somatosensorial, motora y prefrontal. Estos efectos son agudos y dependen de la ingesta de chocolate, atribuyéndose a la acción de los polifenoles del chocolate negro. Estos compuestos podrían aumentar el flujo sanguíneo cerebral, proporcionando oxígeno y glucosa a las neuronas, lo que fomenta la formación de vasos sanguíneos en el hipocampo, contribuyendo a la mejora de algunos trastornos neurodegenerativos. También se ha señalado que los flavonoles y las metilxantinas del cacao pueden activar el crecimiento neuronal y mejorar la función sináptica, lo que acelera los mecanismos de aprendizaje y memoria, ayudando a reducir o retrasar los procesos inflamatorios asociados a los trastornos neurodegenerativos, como la enfermedad de Alzheimer.
Un estudio reciente que evaluó el efecto sobre las funciones cognitivas del consumo diario durante varias semanas de bebidas de cacao ricas en flavonoles, en adultos mayores con deterioro cognitivo leve, descubrieron que las personas que consumían cacao mejoraban su rendimiento cognitivo. La mejoría se observó, sobre todo, en las funciones ejecutivas principalmente en la velocidad de procesamiento y en la memoria de trabajo. Además, estas personas mostraron una reducción de la presión arterial y en la resistencia a la insulina, lo que sugirió a los investigadores, que las bebidas con cacao rica en flavonoles podrían tener un papel importante en el metabolismo de la glucosa y por tanto en la modulación de la función cognitiva de estas personas.
Podemos concluir que la ingesta regular de cacao puede activar efectos antioxidantes y antiinflamatorios en las neuronas, gracias a sus flavonoides, contrarrestando la degeneración neuronal y la neuroinflamación que perjudican las funciones cognitivas. El consumo de chocolate en dosis adecuadas puede considerarse un suplemento fitoquímico saludable para el día a día, mitigando los efectos negativos de su aporte calórico. Diversos estudios epidemiológicos han destacado los beneficios potenciales de los alimentos ricos en flavonoides para mejorar la función cardiovascular y ciertos aspectos de la disfunción cognitiva en adultos con deterioro cognitivo leve. Además, se ha señalado que estos compuestos reducen la fatiga mental y mejoran el estado de ánimo, al mediar en la liberación de opioides como las β-endorfinas, lo que genera un efecto analgésico.
Aunque se requieren más estudios para confirmar los beneficios del chocolate negro en enfermedades neurodegenerativas, como el Parkinson y el Alzheimer, la evidencia científica actual sugiere que los flavonoides presentes en el cacao ofrecen protección contra la neurodegeneración. Esto se debe principalmente a su capacidad para mejorar la perfusión sanguínea y reducir la inflamación neuronal. Además, los flavonoides del cacao aumentan el flujo sanguíneo cerebral de manera localizada, estimulan la angiogénesis y promueven el crecimiento de nuevas células nerviosas en el hipocampo, una región clave en el procesamiento de la memoria.
Dr. Secundino López Pousa
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